Rendimiento escolar

Se habla de fracaso o bajo rendimiento escolar  cuando el alumno no logra los objetivos curriculares, tanto en contenidos como en procedimientos, que debería de lograr en un determinado nivel en la educación formal. Éste puede ser específico en un área curricular, o generalizado cuando es en todas o en su mayoría.

El modelo tradicional sobre el rendimiento escolar nos lleva a conclusiones de un solo factor: desmotivación, baja capacidad intelectual, hiperactividad, déficit de atención o cualquier otro.

Pero en la práctica nos damos cuenta de que considerar un solo factor es erróneo. Por ejemplo, una persona con una capacidad intelectual baja puede compensar esforzándose más que el resto de su clase. O bien, la desmotivación puede tener varios factores como una mala experiencia escolar o  factores familiares.

Sumado a esto, podemos encontrar diferencias en el bajo rendimiento escolar: están quienes no estudian, quienes dedican menos tiempo del necesario y quienes a pesar de dedicar tiempo y esfuerzo, no logran los objetivos.

Esto debe llevar a preguntarse si realmente todos los alumnos tienen el mismo nivel de aptitudes (como las intelectuales, de comunicación, de maduración nerviosa) y de habilidades curriculares, como supone la educación formal.

Sumado a esto, el sistema educativo no toma en cuenta la historia escolar previa ya que da por hecho que al estar en un nuevo nivel, el alumn@ ha tenido una historia previa exitosa. Además se deberían tomar en cuenta factores básicos como los hábitos alimenticios y de sueño, ausencia de enfermedades, adaptación social a los entornos familiar y escolar, además de la ausencia de trastornos del estado de ánimo (por ejemplo, depresión).

Todos los factores mencionados repercuten directamente en el rendimiento escolar. Desafortunadamente son tomados en cuenta cuando el alumn@ presenta problemas, aunque cabe destacar la labor de algunos docentes al revisar todos estos factores en la mayor parte de sus alumnos, tengan o no dificultades. Pero esta labor generalmente es realizada de manera personal, no como parte de un sistema educativo.

Para terminar, no se puede dejar de lado el papel de la familia. Y es lamentable darnos cuenta que a pesar de que escuela y familia son quienes moldean la personalidad e identidad de los individuos, existe una creciente tendencia de los padres y madres a delegar cada vez más responsabilidades a las escuelas, cuando tradicionalmente debería ser algo compartido.

 

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