La Parálisis Cerebral Infanti (PCI) se puede definir como un trastorno neuromotor no progresivo debido a una lesión o una anomalía del desarrollo del cerebro inmaduro. Se dice no progresivo porque no se agrava cuando el niño crece, aunque algunos problemas se pueden hacer más evidentes.

La parálisis cerebral se puede relacionar con otros trastornos, como retraso mental, problemas de aprendizaje, anormalidades oftalmológicas, déficit auditivos, trastornos de comunicación, ataques convulsivos, problemas emocionales y de comportamiento, además de otros. Es importante destacar que la PCI no supone necesariamente una discapacidad mental.

Aunque no existe la certeza de una causa conocida, son  varios los factores los que la producen. Una de las clasificaciones los sitúa entre el embarazo y los primeros años de vida del menor, es decir, de acuerdo a la etapa en que ha ocurrido el daño.

En la etapa prenatal, algunos factores de riesgo pueden ser incompatibilidad del factor RH, exposición a radiaciones, ingestión de drogas o tóxicos entre los que se pueden incluir medicinas no indicadas por el médico, desnutrición materna, la edad de la madre.

Las causas perinatales pueden ser, partos prematuros, hipoxia perinatal, mal uso y aplicación de instrumentos, parto prolongado y broncoaspiración entre otras.

Las causas posnatales pueden ser traumatismos craneales, intoxicaciones por plomo o arsénico, epilepsia, fiebres altas con convulsiones, accidentes por descargas eléctricas y otros.

Los síntomas de un menor con PCI, se presentan generalmente en los tres primeros años de vida y los más importantes son los que se dan en el tono muscular y el movimiento, es decir, al niñ@ se le dificulta sentarse, gatear, voltearse, sonreír o caminar. También se pueden presentar problemas visuales, auditivos, en el habla

Dentro de la rehabilitación se deben tomar en cuenta varios factores, como estimular la actividad sensorial, lograr la motivación, pero sobretodo, tener paciencia y brindar una atención sensible y afectuosa.

La rehabilitación debe ser lo más temprana posible y diseñada de acuerdo a la lesión y edad  del niñ@, buscando siempre la maduración y aprendizaje. También debe ser constante por lo que los padres tienen una parte fundamental con el apoyo en casa.

Aunque los libros y sitios especializados en el área mencionan que la mayoría de los casos tienen posibilidades de rehabilitación, se debe tener en cuenta la magnitud del daño cerebral, la edad del menor, así como la posibilidad de retraso mental, ataques epilépticos y otros problemas asociados.

¿Qué se puede hacer para disminuir el riesgo de que un niñ@ padezca PCI? Aunque en la mayoría de los casos se desconoce la causa y por lo tanto es poco lo que se pude hacer para prevenirla, se recomienda que la madre tenga un buen cuidado prenatal, supervisar a los niños para evitar golpes en la cabeza, mantener sustancias tóxicas fuera de su alcance,

 

 

Make a Free Website with Yola.