Mucho se ha comentado si la expresión de las emociones son innatas o aprendidas.

Estudios recientes tratan de demostrar que la expresión de las emociones son instintivas en los seres humanos, pero si bien pueden tener esa parte, también existe otra que se aprende por medio del grupo social.

De una manera simple, una emoción es lo que nos pasa ante determinadas situaciones y tienen una función de adaptación. Por ejemplo, si no sintiéramos miedo no reaccionaríamos adecuadamente ante el peligro. Con este ejemplo vemos que las emociones pueden dirigir nuestro comportamiento, alejándonos o acercándonos de algo o alguien.

Además, las emociones tienen un gran efecto sobre las  actividades psicológicas como la atención, el aprendizaje, la memoria y nuestra percepción. Por decir algo, ¿quién ha podido aprender algo nuevo  cuando se está muy alegre o muy triste?

Sentir emociones es natural. Pero hay situaciones en que las emociones son las que controlan por completo el comportamiento, desorganizándolo, resultando en problemas para quien padece esta situación o bien, puede manifestar emociones exageradas, lo cual clasifican algunos como neurosis.

Y si a esto le sumamos los factores estresantes de esta vida moderna, entonces se hace necesario poder expresar adecuadamente nuestras emociones y un paso para ello es identificar nuestras sensaciones, gestos, voz ante determinadas situaciones.

Y cuando la desorganización de nuestro comportamiento es algo ya frecuente, entonces se debe, primero, reconocerlo y buscar ayuda adecuada.

 

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