La discapacidad auditiva se define como la “Pérdida en la audición de un individuo que le puede suponer problemas en sus intercambios comunicativos y que requiere una intervención médica, audiológica y/o educativa, dependiendo del grado y tipo de pérdida y sus causas” Balmaceda, M (1998)

Otro término que podemos utilizar es “Deficiencia auditiva”, el cual es usado para referirse a toda pérdida o disminución de la función auditiva.

Las causas de la deficiencia auditiva son varias. Entre éstas podemos mencionar las sorderas hereditarias, malformaciones o anomalías, presencia de objetos extraños, calcificación de los huesecillos, infecciones o golpes

Existen otros factores como los prenatales, es decir durante el embarazo donde algunas enfermedades como la rubéola pueden afectar la capacidad auditiva del futuro bebé. La edad es también importante, ya que con el paso de los años, algunas personas tienen la tendencia a presentar algún tipo de deficiencia auditiva.

Las clasificaciones de las pérdidas auditivas son varias, por ejemplo, Andersn y Matkin en 1991 las clasificaron en ligera, superficial, media, media severa, severa, profunda.

Por otro lado existe una escala internacional que las clasifica en superficial, media, profunda, anacusia (la última se refiere  a que no hay restos auditivos, es decir, la persona no percibe sonido alguno)

Cuando existe una deficiencia auditiva en un menor existen algunas señales que podemos identificar: Prefiere escuchar con un solo oído, no localiza sonidos fácilmente, no responde adecuadamente a peticiones, habla muy fuerte o muy bajito, su voz puede ser monótona, frecuentemente tiene gripas o infecciones en su oído. También puede manifestar mareos o zumbidos en el oído.

La evaluación y tratamiento tiene que ser realizada por especialistas. En el caso de niños el tratamiento es en  realidad la habilitación porque los niños aún están desarrollando el lenguaje. Es importante destacar que en niños una deficiencia auditiva desarrollará problemas en su lengua oral, dependiendo de la gravedad.

Una vez que se detecta a un niño con una deficiencia auditiva se trabaja  el desarrollo de la lengua oral o de señas, además de valerse de auxiliares auditivos en caso de que lo requiera.

A nosotros, como padres de familia, la recomendación siempre será la detección temprana, ya que esto repercutirá directamente en la habilitación del niño.

 

 

Make a Free Website with Yola.